En 1967 Steve Lis moldeó un kneeboard con una cola con un doble “pin”, colocando en está dos quillas. Creaba así la cola tipo “fish”, que supuso toda una revolución en cuanto a maniobrabilidad.
En 1970 Mike Eaton combinaba el concepto twin-fin con una cola cuadrada. En 1972 los hermanos Campbell desarrollan el concepto bonzer de tres quillas, formado por una aleta central, más dos pequeñas quillas laterales de base ancha y silueta triangular, y con una forma cóncava en el espacio entre quillas. En 1975 el shaper hawaiano Ben Aipa crea el “stinger” mediante un recorte en el canto de la tabla cerca de su popa. El “stinger” es adaptado en 1977 al concepto twin-fin por Mark Richards y Dick Brewer. Juntos crearon un nuevo concepto de fish, con una base en V y unas quillas montadas sobre una cola más estrecha. Con su recreación del diseño twin-fin, Mark Richards se convirtió en el número uno indiscutible, haciéndose con 4 títulos mundiales consecutivos entre los años 1979 y 1982. Solo el australiano Cheyne Horan parecía plantarle cara: quedó segundo en los años 1979, 1980 y 1981.
Durante los años gloriosos de Richards, otro surfista australiano, Simon Anderson, luchaba por hacerse un hueco en el circuito mundial: terminó 15º en 1979 y 6º en 1980. Richards resultaba imparable, y Anderson comenzó a pensar en cómo vencerle modificando el diseño de sus tablas. En octubre de 1980, observó como un surfista de Narrabeen, Frank Williams, había colocado una pequeña aleta de media luna cerca de la cola de su tabla de doble quilla a modo de estabilizador. Inspirado, Anderson shapeó inmediatamente una tabla de cola cuadrada con tres aletas del mismo tamaño, pero más pequeñas que las usadas en un twin-fin. Llamó a su nuevo diseño “thruster”, y con él se presentó en el campeonato de Bells Beach de 1981, en donde logró la victoria. Terminó la temporada ganando el Pipeline Masters. Pero Anderson no compitió en aproximadamente un tercio de los eventos de 1981, por lo que terminó en el sexto puesto.
La llegada de las tablas de 3 quillas supuso un verdadero cambio en el surf de competición. Todos los surfistas profesionales adaptaron rápidamente el modelo de tres quillas, que pronto se convirtió en el estándar de la época, sobre todo tras la retirada de la competición de Richards en 1982 tras ganar su cuarto título consecutivo. El cetro de Richards fue heredado por Tom Carroll, que se hizo con los dos títulos siguientes, hasta la aparición de Tom Curren.
Curren, hijo de Pat Curren, uno de los protagonistas de la primera sesión en Waimea Bay en 1957, había comenzado a principios de los 80 a abrirse camino en el surf no profesional. Antes incluso de ganar su primer título mundial en el año 1986, Curren ya era el surfista más famoso de los ochenta. En 1987 volvió a ganar, se casó y se retiró durante un par de años. Volvió al circuito para ganar de nuevo en 1990. Lo diferente en Tom Curren era todo. A pesar de ser hijo de una leyenda del surf, a pesar de su personalidad tranquila en una época en lo que lo que reinaba era la ostentosiedad, y a pesar de su modestia, subió a lo más alto. Al hacerlo, rediseñó el surf, creando un estilo que se basaba en el respeto por el pasado, pero que incorporaba una audaz voluntad de redefinir el presente mirando al futuro. Su compromiso con el surf y la sociedad fue más allá de las revistas y los campeonatos. Durante los años del apartheid fue enérgico en su boicot personal a Sudáfrica. En 1990 fundó Surfrider Foundation Europe, y se “atrevió” a surfear sin logotipos de patrocinadores. Tras su retirada a principios de los noventa se convirtió en una figura respetada y un estilista admirado en todo el mundo.
En 1986, los campeonatos nacionales de surf de Estados Unidos se celebraron en Florida. Un desconocido local, llamado Kelly Slater, ganaba su primer título nacional en la categoría de infantiles.
Portada:
Anderson en Narrabeen (Australia) y una «thruster», 1981. Foto: Divine.