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La explosión del surf femenino

Rell Sunn

Al igual que en otros aspectos de nuestra sociedad, en la década de los noventa se produjo la plena incorporación de la mujer al mundo del deporte, y por extensión al surf. Hasta entonces, la participación de la mujer había estado a la sombra de la de los hombres, y sólo puntuales figuras como Rell Sunn, conocida como la Reina de Makaha y primera mujer socorrista profesional de Hawaii, Margo Oberg, Joyce Hoffman, Frieda Zamba o Wendy Botha habían transcendido. Mientras que a principios de los años ochenta las mujeres representaban entre el 5 y el 8 por cien del total de surfistas, a finales de los noventa este porcentaje se había elevado hasta el 15-20 por cien. En el siglo XXI esta cifra sigue creciendo, y en breve es de esperar que el número de surfistas sea semejante independientemente de su sexo.

En este cambio tuvo especial relevancia la irrupción de Lisa Andersen. En 1996 Andersen se convirtió en la primera mujer en aparecer en la portada de la revista Surfer bajo un titular además desafiante: “Lisa Andersen surfea mejor que tú”. Apoyada en al figura de Andersen, y de otras surfistas como Megan Abubo, Chelsea Hodge o Sofia Mulanovich, Quiksilver creó en esos años la marca Roxy, a través de la cual la moda surf, a las que se sumarían el resto de compañías, pasó a tener una posición relevante en el mundo de la moda.

 

Lisa Andersen embajadora de Roxy

El estilo de vida que se transmitía en la publicidad fue abrazado con fuerza por toda una nueva generación de mujeres que se lanzaron a las playas a la búsqueda de sus propias olas. La figura de Lisa Andersen, y sus éxitos deportivos, con sus cuatro títulos mundiales consecutivos entre 1994 y 1997, dio mucha más visibilidad al surf como deporte también femenino. Su vida fue contada como ejemplo de superación: a los 13 años empezó a surfear, tres años más tarde, y tras ahorrar durante un año en diferentes trabajos, y con 16, se fugó de casa y cogió un avión con destino a California con el objetivo personal de convertirse en campeona del mundo de surf. A los 17 se hizo en profesional, y en 1994 lograría su primer título mundial.

Kelia Moniz

Hollywood contribuyó también a este “boom” con la película “Blue Crush”, en la que surfista Kaela Kennelly doblaba a las protagonistas en las escenas de olas grandes, y mostraba un nuevo mundo a descubrir por el sector femenino.

A finales de los 90 y principios de los años 2000, la australiana Layne Beachley se convirtió en la sucesora de Lisa Andersen, encadenando una carrera de 6 títulos mundiales consecutivos, de un total de siete. Hasta la fecha solo se ha acercado a la carrera de Beachley la también australiana Stephanie Gilmore, con 6 títulos mundiales. La llegada de Gilmore fue el impulso definitivo que necesitaba el surf femenino. Su estilo, lleno de belleza y elegancia, la ha situado entre los surfistas más admirados de todos los tiempos independientemente de su género. Su contrato de cinco millones de dólares por cinco años con Quiksilver, fue el primero del surf femenino que se asemejó al de cualquier surfista masculino. Su dominio entre los años 2007 y 2010 fue absoluto, hasta que en 2011 irrumpió una nueva generación de surfistas encabezada por la hawaiana Carissa Moore que demostró que no sólo se podía vencer a Gilmore en un campeonato, sino luchar con ella por el título mundial. Desde 2012, Gilmore (campeona en 2012 y 2014), Moore (campeona en 2011, 2013 y 2015), Tyler Wright (campeona en 2016), seguidas de cerca por Sally Fitzgibbons y Courtney Conlogue, han dado al circuito femenino no solo un gran incremento en su nivel, sino también un gran interés competitivo.

Sin embargo el camino por recorrer aún es muy largo, y ello se ve todavía en el propio circuito. En 1987, la sudafricana Wendy Botha, campeona del circuito mundial, terminó el año con ganancias inferiores al surfista masculino clasificado en el puesto 16. La mayoría de los campeonatos, ofrecían, y siguen ofreciendo, una cuantía en premios muy inferior en las pruebas femeninas que en las masculinas, a pesar de que se surfeen las mismas olas, y las surfistas atraigan hoy en día a tanto público como los surfistas. Los patrocinadores han dado también en ocasiones la espalda al surf femenino, cancelándose algunos eventos, y ofreciendo a las surfistas presupuestos menores para correr un circuito con casi las mismas pruebas que el masculino. Además, y cuando un evento celebra competición de ambos géneros, se suele dar prioridad a la prueba masculina sobre la femenina cuando las olas son mejores.

El tratamiento que las revistas y las marcas daban, y aun dan, al surf femenino continua llenó de estereotipos y referencias sexistas que poco a poco se van reduciendo afortunadamente.


Polémico video de la presentación del Roxy Pro Biarritz 2013

Portada:
Tyler Wright en Fiji Foto por cortesía de Rip Curl

  1996  /  Historia  /  Última actualización: noviembre 6, 2017 por Océano Surf Museo  / 

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