Poco son los surfistas que han trascendido más allá del deporte del surf. Si hubiese que citar tan solo a uno, sin duda ese sería Kelly Slater. Del once veces campeón del mundo (1992, 1994 – 1998, 2005 – 2006, 2008, 2010 – 2011) se puede decir que prácticamente reinventó todo lo vinculado con el surf. No sólo a nivel de competición, en donde casi ostenta todos los récords: a sus 11 títulos mundiales (superando los 4 de Mark Richards), habría que sumar sus más de 50 victorias en campeonatos del circuito profesional (superando las 33 victorias de Tom Curren), sus 6 Pipe Masters, o el haber logrado el título mundial con mayor edad, 36 años (el título al campeón más joven, se lo arrebató en 2015 Gabriel Medina). Pero tal y como dijo Shaun Tomson de Slater, “a pesar de que sus estadísticas deportivas sean apabullantes, las contribuciones más significativas de Kelly Slater al surf vienen de fuera del mundo de la competición”. Entre ellas se encuentra su estilo en el agua, su manera de afrontar las olas, que ha marcado a toda a una generación de surfistas: tal vez su postura y equilibrio sean similares a los de Tom Curren; posiblemente nunca igualó a Curren en cuanto a fluidez; pero sus piernas imprimían a la tabla mayor potencia, su cuerpo era más flexible y el modo de enfocar la ola más innovador, con una coordinación y reflejos sorprendentes. Slater era más rápido que cualquiera en las maniobras, y el ángulo de sus giros era más cerrado y vertical.
Pero su influencia, como decíamos, superó el ámbito del surf, y su figura como deportista ha sido comparada con la de otros como Tiger Woods, Michael Jordan o Roger Federer. En 2010, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó una resolución reconociendo los logros deportivos de Slater. En 2009, la revista Surfer situó a Slater como el número 1 en su lista de los «50 mejores surfistas de todos los tiempos», justo por delante de Duke Kahanamoku y Tom Curren.
Slater se retiró temporalmente de la competición a finales de 1998, tras ganar su sexto título mundial. Regresó en 2002 tras la irrupción de un surfista de un nivel y cualidades comparables a las de Slater: Andy Irons. Nacido en la isla de Kauai (Hawaii), junto con su hermano menor Bruce, pronto se convirtió en una de las promesas del surf hawaiano, logrando su primera victoria en el circuito profesional, con solo 18 años, en el HIC Pipeline Pro. Unos meses más tarde vencería en el Tahiti Pro en Teahupoo.
Irons y Slater protagonizarían durante años una de las rivalidades más fuertes de la historia del surf de competición. Dos estilos y personalidades diferentes al nivel de las mejores historias del deporte, que llevaban su rivalidad a su propia actitud fuera del agua: frente al carácter humilde, analítico y reservado pero carismático de Slater, expresado en sus trajes de neopreno blancos, Irons ofrecía una imagen más radical y rebelde, con notas de violencia, drogas y alcohol, muestra de sus dificultades para gestionar la fama. Irons lograría los títulos de 2002, 2003 y 2004. En 2005, Slater lograría su séptimo título mundial, que repetiría en 2006 con Irons de segundo. Este “duelo” finalizaría en 2010 tras la muerte de Andy Irons.
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Kelly y Andy. Foto: © Pat Stacy